sábado, 1 de septiembre de 2012

Matías y la Mercedes



Para todos nosotros, los recuerdos con nuestros abuelos son importantes, unos por buenos, otros por malos, otros por raros. Por eso espero, dentro de lo que por mi parte esté, enseñarles a disfrutar de todos los que ellos puedan pasar juntos, que a veces por trabajo y otros por ocio, la verdad es que son muchos.

Esta mañana, estábamos sentados los tres en la puerta de casa, leyendo un libro de poemas de Unamuno, y apareció el abuelo con su súper bici, a Matías se le iluminan los ojos, porque sabe que con el abuelo, "llegó la diversión".

La Mercedes, que es como llama el abuelo Alejandro a su bicicleta, tiene unos cuantos años, y es uno de sus tesoros, porque como todas las cosas que le gustan a Alejandro, es útil, vale para algo, para subir y bajar de la huerta, de esa maravillosa huerta, que tantas alegrías nos da.






El abuelo Alejandro, es un hombre rudo, como yo digo "hecho para trabajar", pero también para querer, es el niño más travieso que conozco, el más revoltoso, y tiene un sentido del humor...

Alejandro va a la huerta no solo a criar tomates y lechugas y cosas de esas, noooo!!!! el va también, y sobre todo, porque es un acto de socialización. Es increíble ver como se juntan todos los hombres de las huertas de al lado y dedican su tiempo a la tertulia, o como también decimos, o eso me imagino yo, a ponerse al día, vamos que a sacar trajes a los demás. El nunca quiere decir de que hablan, y mira que alguna vez le he preguntado, "y a ti que te importa" obtengo como respuesta "de nuestras cosas, de cuando va a parir una gallina, y cosas así".





Un día dejó a su Mercedes, apoyada en una acera y entro dentro de un bar a tomar un zumo, que es lo único que bebe Alejandro, de repente, ve a un chico llevándose a su Mercedes. "Pero bueno, que haces tu con mi bicicleta" y el chico solo de decía " me la llevo" y Alejandro "pero, pero que dices, es mía" y al final tras una conversación de besugos la bicicleta volvió a manos de su dueño, no sin antes dar un ligero suspiro, o quien sabe, quizás Mercedes tenía ganas de un jovencito sobre su sillín.
Lo que está claro, es que aunque vieja, siempre le salen novios, por atractiva.








Cuando Leonor era pequeña, siempre deseaba pillar al abuelo con la Mercedes y ahora que ya no entra en la caja, le toca el turno a Matías. La verdad es que nos da a todos envidia cuando se lo lleva a recorrer calles.







La pintura escasea sobre su cuerpo, apenas queda un centímetro sin óxido.





Mirar que cara de felicidad, hay algo mejor en la vida que esos momentos. A veces que intentamos retroceder en el tiempo y nos da rabia no acordarnos de algo que te cuentan tus hermanos o amigos, pero siempre quedan, las sensaciones, eso no se borra, como te sientes cuando hueles algo, comes algo, o cuando escuchas una canción que un día estuvo presente en algún momento de tu vida como un banda sonora original, no sabes que dice la canción, ni siquiera sabes tararearla, pero te hace sentir de una manera tan especial...
Esos viajes en La Mercedes estoy segura que para los dos, se convertirán en sensaciones especiales y únicas que permanecerán grabados en sus entrañas para el resto de sus días.












6 comentarios:

  1. Qué niño más bonito! Me encantan estas fotos con la bici :-)

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  2. K bonito Sole.Me he emocionado y todo y k ilusion volver a ver a tu padre.Muchos besos para todos

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    1. me alegro que te haya gustado verle de nuevo, siguen todos igual que siempre. Un besito y muchas gracias.

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